La creación de una biblioteca de libros de ajedrez pública: cómo compartir el conocimiento

A lo largo de estos últimos meses, he escrito mucho sobre la situación en la que vivimos los ajedrecistas: los ajedrecistas ricos actualmente tienen más oportunidades de mejorar que los ajedrecistas pobres. La solución que vengo proponiendo es la creación de una biblioteca de libros de ajedrez pública. Pública, claro, para que no pueda aprovecharse de la situación ninguna corporación privada.

Tal biblioteca habría de ser accesible a cualquier ajedrecista, no importa su edad, nacionalidad, clase social, clase económica, ni otra característica definidora. Obviamente fundar una biblioteca así conllevaría muchos retos, sobre todo el tema del derecho del autor, o sea el copyright. La manera más rápida y sencilla de crear esta biblioteca sería por Internet, y los libros habría que subirlos de forma digital. Dudo que todas las editoriales de libros de ajedrez estarían de acuerdo con eso.

Siendo biblioteca, acceder a los libros debería ser gratis. La biblioteca tendría que reembolsar a las editoriales los gastos de los libros. A nivel internacional, esto pudiera resultar complicado, pero si todos los países tuviesen su propia biblioteca de libros de ajedrez pública, lo pudieran pagar cobrando impuestos como parte del presupuesto destinado a la educación pública. Para que esto funcione, el país tiene que tener un fuerte sistema de educación pública donde todos paguen los impuestos necesarios. Un país que sirve de ejemplo en este caso sería la URSS. Por muchos problemas que tuviesen, sobre todo durante y después del estalinismo (ah, sí, lo habrás averiguado por mi nombre de usuario), la URSS gozaba de uno de los mejores sistemas de educación pública del mundo, si no era de verdad el mejor del mundo. Con eso tenía el mejor sistema de educación de ajedrez del mundo, con un sinfín de gran maestros que debían su exito al hecho de que el ajedrez fuese asignatura obligatoria, y además, el deporte que contaba con mayor énfasis y presupuestos.

En la antigua URSS, los libros de ajedrez no eran gratuitos, pero no había Internet en esa época. Por lo tanto, compartir información no era posible como lo es hoy en día. De todos modos, todos los que estudiaban el ajedrez tenía casi los mismos libros--los clásicos--que los demás. Es necesario compartir estos conocimientos para que todos los ajedrecistas puedan mejorar.

Para poner un ejemplo, tomemos como caso la biblioteca gratuita que está incluido en los grados y posgrados de muchas universidades de muchos países. Está incluida la biblioteca digital, también gratuita. Todos los estudiantes tienen acceso a estas bibliotecas, y pueden descargar o al menos leer capítulos de varios libros de texto y libros de referencia.

Lo ideal sería que hubiera tanto una biblioteca internacional pública (por ejemplo subministrada con fondos de la FIDE) y que cada país tuviese su propia biblioteca pública, financiada por sus respectivas federaciones nacionales de ajedrez.

Para acceder a una biblioteca de libros de ajedrez nacional, bastaría tener una tarjeta de identificación de la federación de ajedrez, que serviría a la vez como tarjeta de biblioteca. Se podrían descargar como libros electrónicos en forma de .pdf o en cualquier otro formato digital. Esto fomentaría sin duda el ajedrez a nivel nacional dentro de dicho país.

Para acceder a una biblioteca de libros de ajedrez internacional, sería necesario un programa de financiamiento muy organizado, por ejemplo por parte de la FIDE. Si logra eso, esta biblioteca pudiera funcionar a nivel mundial, como una biblioteca pública nacional a gran escala.

Ya es hora de difundir la información como se pueda, y ya es hora que los ajedrecistas no sólo de todos los niveles, sino también de todas las clases sociales y económicas puedan disponer de cualquier libro de ajedrez para seguir mejorando su juego.


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